La humilde rosquilla, un símbolo de dulzura y deleite, ha encantado a los paladares durante generaciones. Vamos a sumergirnos en la historia de estos deliciosos manjares y descubrir la alegría de prepararlos en casa.
La Historia de las Rosquillas:
Se cree que las rosquillas tienen su origen en países europeos, con una historia rica que ha evolucionado desde una simple masa frita hasta los dulces en forma de anillo que adoramos hoy en día. Con innumerables variaciones, desde las glaseadas hasta las rellenas, las rosquillas han cautivado los corazones de los entusiastas de la pastelería en todo el mundo.
Ingredientes:
- 2 1/4 tazas de harina de todo uso
- 1/2 taza de azúcar blanco
- 1/2 cucharadita de sal
- 1 cucharada de polvo de hornear
- 2 cucharaditas de canela molida (opcional)
- 2 huevos grandes
- 1 taza de leche
- 1/4 taza de mantequilla derretida
- 1 cucharadita de extracto de vainilla
- Aceite vegetal (para freír)
Para el Glaseado:
- 2 tazas de azúcar en polvo
- 1/4 taza de leche
- 1 cucharadita de extracto de vainilla
- Preparación de la Masa:
- En un tazón grande, mezcla la harina, el azúcar, la sal, el polvo de hornear y la canela (si la usas).
- En otro tazón, bate los huevos, luego agrega la leche, la mantequilla derretida y el extracto de vainilla. Mezcla hasta que esté bien combinado.
- Añade lentamente los ingredientes húmedos a los ingredientes secos, revolviendo hasta formar una masa suave. Ten cuidado de no mezclar demasiado.
- Cubre la masa y déjala reposar durante 10-15 minutos.
- Formar y Freír:
- En una superficie enharinada, estira la masa hasta aproximadamente 1/2 pulgada de grosor. Usa un cortador de rosquillas o dos cortadores de galletas de tamaños diferentes para cortar las rosquillas.
- Calienta el aceite vegetal en una freidora profunda o una olla de fondo grueso a 350°F (175°C).
- Con cuidado, coloca las rosquillas en el aceite caliente, friendo durante unos 2-3 minutos por cada lado o hasta que estén doradas.
- Retira las rosquillas y colócalas sobre toallas de papel para escurrir el exceso de aceite.
- Glasear las Rosquillas:
- En un tazón, mezcla el azúcar en polvo, la leche y el extracto de vainilla hasta que quede suave. Sumerge cada rosquilla enfriada en el glaseado, permitiendo que el exceso gotee.
- Coloca las rosquillas glaseadas en una rejilla para que se fijen durante unos minutos.
Conclusión: Ya sea adornadas con un glaseado sencillo o rellenas con cremas deliciosas, las rosquillas caseras son un testimonio de las alegrías simples que se encuentran en un delicioso pastelito. El amor y el cuidado puestos en la elaboración de estos manjares añaden un toque extra de dulzura a cada bocado.